Evolución de la reforma energética de México y oportunidades para la minería climática en el país

Por Alfonso Navarro Montejo, Ing. en Sistemas de Energía,
Candidato a Máster en Ingeniería de Minerales.
Consultor independiente y colaborador de REMIO Mexico.

El presente artículo pretende dar un enfoque general de la situación actual del sector energético de México como resultado de la Reforma Energética, sus implicaciones a las energías renovables y la oportunidad de implementar minería climática al sector minero del país.

Los mexicanos tenemos un sentimiento de respeto y admiración por nuestras instituciones energéticas como los son Petróleos Mexicanos (PEMEX) y Comisión Federal de Electricidad (CFE). Para su fortalecimiento, en agosto de 2013 se aprobó la Reforma Energética con la promesa de reducir las tarifas eléctricas del sector industrial y de la población, menores costos en los combustibles, transición a energías renovables y atracción de grandes capitales extranjeros que transformaría al sector energético del país como si se hablara del día y la noche.

Paulatinamente, el sector energético privado incrementó sus operaciones y las inversiones no se hicieron esperar. Empresas petroleras extranjeras se instalaron en el país, se construyeron gasoductos, termoeléctricas y se propició el desarrollo de parques eólicos y centrales fotovoltaicas. Eventualmente, creció la participación de las empresas privadas de energías renovables en el país, debido a que podían generar su energía donde el potencial energético fuera mayor, potencial que se encuentra entre los mejores del mundo.

La energía generada podía ser vendida a CFE y/o directamente podía realizarse un balance entre lo que se generó y la energía consumida por alguna industria, filial o empresa donde quiera que haya desarrollado su producción o servicio. Esto significó una reducción en los costos de energía eléctrica en corporativos como Grupo México, Industrias Peñoles o Grupo Carso.

¿Qué sucedió?

Del total de energéticos consumidos en el país en 2018, se importó el 73.76% de gasolinas, 69.68% de diésel, 66.18% de gas natural, 55.29% de gas licuado del petróleo (Gas LP) y 17.13% de combustóleo. Esto dejó expuesto al sector energético mexicano a las fluctuaciones económicas del mercado y a los embates de la paridad peso/dólar. La producción de petroquímicos se redujo en 69% de 1995 a 2018 y la deuda de PEMEX de 2013 a 2018 ascendió de $1.06 billones de pesos mexicanos ($MXN) a $2.12 billones de MXN ($112,115 millones USD).

Desde el punto de vista de CFE, del 2013 al 2018 sus costos de operación se incrementaron 55.8%, pasaron de $330,202 millones de MXN a $514,445 millones de MXN, mientras que su utilidad de 2017 a 2018 se redujo 55.71%, pasó de $108,184 millones de MXN a $47,917 millones de MXN. Respecto a los costos en energía eléctrica, la industria minera tuvo un incremento de su gasto entre 30% y 35% y en hogares 4.8%. Entre las pérdidas financieras más importantes reconocidas por CFE, se encuentra el incremento de costos en los energéticos vitales en las centrales de generación eléctrica, así como pérdidas por $62,000 millones de MXN en sus finanzas de 2018, los cuales atribuye a gastos que en principio debieron ser asumidos por la participación del sector energético privado.

¿Qué está pasando?

PEMEX y CFE están debilitados, y la población y la industria se encuentran en descontento con el incremento de los costos de todos los energéticos. Hoy 2020, la Secretaria de Energía (SENER) como Secretaría del Estado encargada de la administración y regulación de los recursos energéticos del país, tiene claro el panorama y sus acciones son decisivas, van en contra de aquellas empresas energéticas privadas que desde su perspectiva han realizado proyectos desfavorables a los intereses de la nación y/o se encuentran operando bajo contratos leoninos.

La SENER desde el acuerdo de Política de Confiabilidad, Seguridad, Continuidad y Calidad en el Sistemas Eléctrico Nacional publicado el 15 de mayo de 2020 hasta el Programa Sectorial de Energía 2020-2024 publicado el 08 de julio, reconoce las deficiencias de todo el sector energético del país y las medidas que se deben tomar para su paulatina recuperación.

Este hecho afectó a ciertas empresas privadas del ramo energético con mayor presencia en el país, siendo las de energías renovables las más polémicas. Desde la perspectiva de la SENER, las condiciones de operación vigentes y los acuerdos de compraventa de energía renovable no deben continuar bajo los mismos términos.

La problemática se resume a que CFE requiere comprar energía eléctrica de bajo costo, siempre y cuando la empresa generadora cubra proporcionalmente los gastos de administración, operación, expansión y mantenimiento de la red eléctrica nacional para que la energía pueda ser transmitida, distribuida y aprovechada con la mejor calidad posible al consumidor final.

Para lograr este objetivo, CFE podría decidir cuándo y a quien comprar la energía y ya no lo haría a un precio fijo, ni a un costo que le representara pérdidas a la compañía. Muchas empresas de esta índole se ampararon y hoy se encuentren en debates y conflictos legales. Igualmente, el índice como país para atracción de energía renovable o RECAI por sus siglas en inglés, cayó desde la posición 9 en mayo de 2017 a la posición 25 en mayo de 2020.

¿Qué sucederá?

El costo de la energía eléctrica a la gran industria probablemente se duplique a corto plazo. Las inversiones en energías renovables aprovechadas bajo el modelo anterior se van a desacelerar, mas no a detener. La CFE retomará el desarrollo de grandes proyectos de energías renovables bajo su propia inversión y operación, y se dará prioridad a centrales hidroeléctricas.

En el mediano y largo plazo, y en medida que los efectos del cambio climático se agraven, las políticas energéticas de los gobiernos del mundo se endurecerán y se exigirá la máxima eficiencia energética a la industria y el menor impacto de huella de carbono posible, en especial a las empresas mineras. El sector minero de México consumió el equivalente al 95% de la energía eléctrica consumida en 2018 por la metrópoli Ciudad de México (CDMX).

En nuestra opinión, pese a las políticas energéticas de cada país, la industria minera aún tiene muchas oportunidades para crecer y mejorar cada día en favor de la calidad de vida que todos merecemos. Existen oportunidades en la generación y almacenamiento de energía renovable, en la eficiencia de molienda y operación de motores eléctricos, en la calidad de la energía, así como en la optimización de plantas de beneficio, aprovechamiento del agua y en el cierre de planta. Esfuerzos desarrollados por REMIO y la implementación del concepto de minería climática no solo va encaminado al beneficio medioambiental y social sino también al beneficio económico que se puede generar a las empresas mineras.